Tres proyectos de ley recientemente anunciados pueden incidir en los precios de los medicamentos, un componente importante del gasto en salud de las familias chilenas. Los datos del año pasado muestran que el mercado farmacéutico nacional superó los mil 300 millones de dólares -cifra que cabe ponderar bajo la luz del presupuesto público total para ese sector, que llega a ocho mil millones de dólares.
Una proporción importante de las compras de fármacos, cercana al 40 por ciento, corresponde a remedios que se venden sin receta médica. Las autoridades de varios gobiernos han estimado que el precio de esos productos podría bajar si se aceptara su venta en supermercados y otros lugares que no sean farmacias. La Contraloría ha objetado diversas iniciativas ministeriales al respecto, porque eso está regulado por el Código Sanitario y sólo una ley podría modificarlo. El proyecto ingresó el año pasado y avanza lentamente en la Cámara de Diputados, donde fue aprobado por la comisión de Economía.
Las farmacias, los químicos farmacéuticos y otros grupos se oponen a esta apertura de las ventas, pues dicen temer que aumente la automedicación. Iguales argumentos esgrimieron en contra de los almacenes farmacéuticos años atrás, pero su puesta en marcha reveló que sus temores eran infundados. La experiencia internacional, así como la práctica real chilena, indican que se trata de una medida que trae beneficios y que los peligros a los que aluden las farmacias parecen más bien una excusa para defender su actividad comercial protegida.
Los medicamentos que se venden sólo con receta médica suelen ser los más caros. El Gobierno estima que la forma de envasarlos implica muchas veces un gasto innecesario para los pacientes, por cuanto deben comprar cajas completas incluso en el caso de que requieran sólo unas pocas unidades. El Presidente anunció que se dispondrá la venta por unidades en las farmacias y se espera la próxima presentación del proyecto de ley, pero no será fácil elaborar una norma que permita el mismo grado de seguridad actual, sin encarecer el precio unitario. Las cajas selladas y la presentación en envases blister garantizan que no haya posibilidad de contaminación fuera del laboratorio fabricante.
Por último, la creación de la Agencia Nacional de Medicamentos permitirá que aumente el uso de drogas genéricas, usualmente más baratas, garantizando su bioequivalencia con las de marca. Parte importante de los avances médicos y de la mayor calidad de vida que se alcanza en los tiempos actuales se debe a la investigación farmacológica y a la elaboración de nuevos medicamentos. Es tarea de las autoridades procurar que se desarrolle un mercado competitivo, que haga posible evitar precios injustificadamente altos, como se ha observado con frecuencia en el mercado farmacéutico. Los proyectos anunciados apuntan en esa dirección.
Fuente:http://blogs.elmercurio.com/editorial/2011/06/13/precios-de-medicamentos.asp